Los opioides son medicamentos que ayudan a aliviar el dolor. Afectan el cerebro al bloquear o reducir las señales de dolor y al interactuar con el sistema de recompensa. Legalmente, están disponibles en forma de analgésicos recetados, como hidrocodona y oxicodona; e ilegalmente, como heroína.
Los opioides recetados pueden ser muy adictivos y peligrosos si no se utilizan de forma adecuada. El cuerpo genera sus propios opioides, llamados endorfinas. Sin embargo, con el tiempo, el uso de opioides puede hacer que el cuerpo deje de generar endorfinas y se vuelva dependiente a los opioides que toma. Esta dependencia causa abstinencia cuando intenta dejar de tomarlos. También puede desarrollar una tolerancia a los opioides con el tiempo. Esto significa que tiene que tomar cantidades cada vez más grandes del fármaco para obtener la misma sensación.
Puede tener efectos secundarios de los opioides recetados, incluso cuando los toma según las indicaciones del médico. Los analgésicos opioides pueden causar lo siguiente:
El uso a largo plazo puede generar efectos secundarios como los siguientes:
Si le recetan un analgésico opioide durante su estadía hospitalaria, asegúrese de conocer los posibles riesgos. Hable con el médico acerca del uso seguro y recuerde los siguientes consejos:
Si usted o alguien que conoce tienen problemas de adicción, no espere para obtener ayuda. Llame al 800-662-HELP o visite samhsa.gov/find-help.
Si no desea tomar medicamentos opioides para el dolor durante su estadía en el hospital, dígaselo al médico o al personal de enfermería. También puede pedirle a algún allegado que hable con el personal del hospital.
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